Día duro. Mi pareja amaneció con una gastroenteritis de caballo y los 500 km. hasta Rundu fueron un suplicio interminable con varias paradas improvisadas antes de nuestra llegada y visita a Rundu, a las puertas de la franja de Caprivi.
Pasamos por Tsumeb y aprovechamos para repostar y hacer alguna compra. Seguimos por Grootfontein y tomamos dirección a Rundu para empezar nuestro camino por la franja de Caprivi, uno de los lugares que siempre incluyo en mi lista de sitios que ver en Namibia, pero eso ya al día siguiente.
Índice
Nuestra breve visita a Rundu
En Rundu aprovechamos para sacar algo de dinero, que iba escaseando y fuimos a buscar un sitio para dormir. Esta vez queríamos cama, nos apetecía descansar y la gastroenteritis preferíamos pasarla esa noche en algún sitio con lavabo propio. Día de medio descanso y dormir en cama para al día siguiente estar en perfectas condiciones de seguir con lo previsto. Ese era el objetivo.
Fuimos al N’Kwazi Lodge, uno de los lugares recomendados por la guía que llevábamos y donde dormimos en una cabaña impresionante, cómoda y que sentó de lujo. Además, a orillas del río Okavango, frontera natural con Angola y donde habitan un buen número de hipopótamos y cocodrilos. Una maravilla absolutamente recomendable para el que quiera pasar una jornada tranquila y envuelto de un paraje inmejorable.
Mi pareja se pasó la tarde en cama descansando. Yo fui a dar un paseo por la zona, donde conocí a Joseph e Isaac, con los que mantuve una buena charla futbolística (como no podía ser de otra manera), esta vez sobre nuestro fútbol. Hablamos de Messi, de Ronaldo, de la Eurocopa y de la selección angoleña (en esa parte del país, frontera con Angola, conocen más a ‘Las Palancas Negras’ que al equipo de Namibia). Por la noche cené solo, un menú con varias carnes y una buena variedad de ensaladas. Después de muchos días comiendo sándwiches y cenando pasta o sopa, este manjar me sentó de lujo.
Dormir en Rundu y alrededores
N’Kwazi Lodge
Llegamos aquí tras un día muy complicado por problemas estomacales y por eso decidimos parar en algún sitio dónde descansar bien.
Está situado a las afueras de Rundu y obviamente se salía de presupuesto, pero realmente nos encontrábamos muy mal y veníamos de hacer muchos kilómetros en un intento por no perder el día. Así que, decidimos coger unas de sus cabañas y estuvimos de maravilla.
Son cómodas y muy adaptadas al medio, con una ubicación que me pareció fascinante, justo en la orilla del río Okavango y con vistas a Angola, al otro lado del río. Nos fue muy bien para tomarnos un repiro.