Swazilandia
Swazilandia fue una de esas joyas que a veces se descubren de manera sorpresiva durante un viaje, en este caso el que nos llevó a Sudáfrica.
Este diminuto país es de lo más curioso y es que, para empezar, se encuentra literalmente rodeado por Sudáfrica y Mozambique. Su territorio está totalmente cercado por estos dos gigantes.
Una vez allí, conocimos un país amable y lleno de vida, con algunas de las reservas naturales para ver fauna salvaje más fascinantes y peculiares de la zona, como la de Hlane o la reserva privada de Mkhaya.
En Hlane se encuentras grandes grupos de rinocerontes blancos que, por si fuera poco, es probable que tengas la oportunidad de verlos desde muy cerca. Nosotros tuvimos la enorme suerte de que un gran grupo decidió descansar a escasos metros del bar de al lado de la entrada y no dábamos crédito de lo que estábamos viendo.
En Mkhaya sin embargo, llegamos en busca de uno de los animales más esquivos del continente: el rinoceronte negro. Este bonito animal se encuentra en grave peligro de extinción y Mkhaya es uno de los lugares donde el viajero tiene mayores posibilidades de poder observarlo. La suerte estuvo de nuestro lado y aquel gran rinoceronte nos estaba esperando para brindarnos uno de los grandes momentos de nuestro viaje a Swazilandia.