Opuwo, descubriendo territorio Himba de Namibia

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Tomàs Garcia

Día tranquilo en lo que a coche se refiere tras la paliza de la jornada anterior recorriendo la Costa de los Esqueletos. Salimos sobre las 7 de la mañana con Bonnie, el dueño del Camel Top Camp de Sesfontein y compañero de viaje durante el día de hoy, en dirección a Opuwo, al norte de Namibia, y paramos en un poblado himba que conocía nuestro guía improvisado.

Nuestra improvisada visita a un poblado Himba

El poblado y en general la forma de vida de los himbas es muy modesta, han aprovechado ciertos avances como los supermercados, en los que puedes ver a algunos de ellos comprar determinados productos con el dinero que sacan de las visitas que les hacen, pero en general viven en cabañas típicas y son autosuficientes con lo que producen de sus conreos y ganado. Las mujeres permanecen en el poblado mientras los hombres se pasan el día fuera de él.

primer plano de una mujer himba
primer plano de una mujer himba cerca de Opuwo, en el norte de Namibia

Visitar el poblado Himba, y más de la manera en que se dio, fue una experiencia curiosa en la que aprendimos muchas cosas y pese a que imagino que estarán «acostumbrados» a los turistas (entiendo que no fuimos los primeros que llegamos allí pese a que no era un sitio que siguiese ninguna ruta turística), sigue siendo muy diferente a visitar cualquier poblado en otros países como Tailandia, por poner un ejemplo, donde el turismo ha explotado masivamente este tipo de costumbres.

Después de esto reemprendimos nuestro camino hacia Opuwo y calculamos que no nos llegaría la gasolina, así que a mitad de camino tuvimos que parar para llenar el depósito con uno de los bidones que llevábamos por si surgía algún contratiempo como éste.

La llegada a Opuwo, por fin en el norte de Namibia

Por fin llegamos a Opuwo, una de las poblaciones más al norte de Namibia, y Bonnie nos recomendó uno de los campings más baratos que conocía. Tras verlo, aunque no era nada del otro mundo, decidimos quedarnos allí esa noche.

Carretera que da entrada a la población de Opuwo

Ese día vimos que Bonnie, al que amablemente nos ofrecimos a llevarlo hasta Opuwo, donde tenía que hacer unas gestiones, iba a pegarse a nosotros como fuese para que lo bajásemos al día siguiente a Sesfontein. Comimos con él, pasamos la tarde charlando sobre el país, la democracia, su presidente y sus deportes y hasta cenamos con él. Nos sabía mal, pero en nuestros planes no estaba irnos de allí al día siguiente y se lo tuvimos que decir.

A estas conversaciones se unió Ruben, el vigilante esa noche del camping (dónde estábamos totalmente solos), un chico joven que trabajaba para poder pagarle los estudios primarios a su hijo y que nos explicó que practicaba boxeo a nivel amateur. Hablamos de los Juegos Olímpicos de Londres, y me dijo que iban seis boxeadores namibios a la cita. ¡No tenía ni idea!

Tras la conversación sobre boxeo, la conversación acabó en el fútbol, y tanto Bonnie como Ruben nos explicaban que el problema del fútbol en Namibia, a parte del nivel evidentemente bajo, es que no puede progresar porque los únicos jugadores que reclutan los equipos son los de las grandes ciudades, no van a buscar a pueblos ni a las afueras (lógicamente no tienen una red de ojeadores para ello) y que por eso la mayoría de equipos eran de Windhoek, Walvis Bay o Swakopmund y formados por jugadores de estas ciudades.

Centro de Opuwo

Esa noche, después de cenar habíamos quedado con el vigilante en la recepción del camping, donde nos dijo que se iban a juntar unos amigos para ver el Italia – Inglaterra de cuartos de final de la Eurocopa, y allí fuimos con ellos, alrededor de la televisión a ver un partido que vivían como si jugase su país. ¡Fue divertidísimo!

Por cierto, aunque no os lo he dicho, la verdad es que hay muy poco que hacer en Opuwo y el gran atractivo radica en ir más hacia el norte incluso, a la frontera con Angola y ver las Cataratas Epupa, a las que iríamos al día siguiente, o las Cataratas Ruacana, dos lugares que no dudo jamás en incluir en mi lista de imprescindibles que ver en Namibia.

A la hora de dormir, vivimos una de esas situaciones violentas que quizás no supimos gestionar bien, porque Bonnie nos dijo si podía dormir dentro del coche y le dijimos que preferíamos que no. No es que desconfiásemos, pero tampoco era cuestión de fiarse de alguien que conoces de un día y dejarlo solo en un sitio donde llevas todo el dinero, documentación, cámara, etc. Aunque esas fuesen las reglas de Opuwo y del norte de Namibia, pensamos que más valía prevenir que curar.

Le dijimos que no al coche, pero fuimos a hablar con la recepcionista del cámping y pudo dormir en una pequeña habitación sin que le cobrasen nada.

¡Info! Puedes leer mis posts sobre el desierto de Namib y la increíble montaña Spitzkoppe, dos de los lugares que marcan cualquier viaje a Namibia.

Dónde dormir en Opuwo

> Opuwo Country Lodge

El mejor lodge de la ciudad. Tienen cabañas chulísimas y una piscina con vistas a las llanuras del norte que quitan la respiración gracias a su situación elevada que permiten tener dominar todo Opuwo y parte del norte de Namibia.

También tienen parcelas para acampar a precios bastante buenos para lo que son en el país aunque eso sí, no permiten el acceso a la piscina.

Como los precios de las cabañas tipo lodge eran prohibitivas, podéis imaginaros que nosotros optamos por una parcela y estuvimos de lujo. Cada una tiene su barbacoa metálica para hacerte la cena, el espacio es amplio y las zonas comunes están bastante bien.

Nosotros dormimos la noche que volvíamos de las Cataratas Epupa y sin duda repetiríamos en este camping.

Aquí puedes buscar información y reservar en el Opuwo Country Lodge.

¡Info! Puedes leer mi relato completo sobre el incidente que estuvo a punto de cambiar nuestro viaje a Namibia: el accidentado viaje a las Cataratas Epupa, un momento que jamás olvidaré.

> Aameny Rest Camp

Entrada del Aameny rest Camp

Aquí dormimos la primera noche a un precio cinco veces menor que el del Opuwo Country Lodge y sin embargo, no repetiríamos. Estábamos solos y tuvimos sensación de inseguridad toda la noche, igual provocada por que viniese nuestro compañero de viaje a pedirnos si le dejábamos dormir dentro del coche, dónde teníamos todas nuestras pertenencias.

Obviamente le dijimos que no y cada ruido que escuchábamos nos parecía alguien intentando abrir el coche. Seguramente fue más una sensación que otra cosa, pero cómo lo que escribo aquí es subjetivo, eso fue lo que yo viví en aquel camping.

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