Más de 7.000 años de antigüedad avalan a Byblos (también conocida como Biblos o Jbeil en árabe), una de las ciudades más interesantes de Líbano y cuyo yacimiento arqueológico guarda, sin exagerar, algunos de los tesoros más preciados del planeta.
Este importante puerto fenicio vio pasar durante siglos a multitud de civilizaciones que fueron dejando su huella en forma de templos, sarcófagos y castillos. La historia de Biblos se descubre a cada paso, caminando por suelo fenicio o admirando maravillas romanas en un enclave que el mismísimo Alejandro Magno, consciente de su valor, no dudó en conquistar.
Nosotros llegamos hasta aquí tras pasar un día en Beirut y de camino al interior de Valle de Bekaa, una ruta que habíamos calculado al milímetro para disponer del tiempo suficiente que merece Byblos, una de las joyas de Líbano.
Índice
Byblos y un nombre con gancho
¿Cómo? ¿Qué hay una ciudad que se llama Byblos? ¡Ese nombre es insuperable! Eso fue lo primero que pensé a saber de esta ciudad al norte de Beirut y no dudé en incluirla en mi viaje por Líbano.

El origen de su nombre se debe a que en Byblos se fabricaba papel miles de años atrás y se hacía a partir del papiro que llegaba desde Egipto como parte del comercio entre países y que llegaba a cambio de madera de cedro.
Fue el principal productor de papel en el Mediterráneo y hace más de 5.000 años ya se exportaba a media Europa.
Pero no fue hasta que llegaron los griegos que la ciudad empezó a ser conocida como Biblos, nombre que estos le pusieron porque Biblos, precisamente, significa papel.

También se dice que la primera Biblia se creó con papel de Biblos y de ahí su nombre.
Respecto a Jbeil, su nombre árabe, es el diminutivo de la palabra “yabal”, que significa montaña, aludiendo a su nombre inicial “la ciudad de la colina”, como se conocía también a Biblos por su ubicación en lo alto de una colina.
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Historia
Hace 7.000 años que algunas comunidades pesqueras sucumbieron a los encantos y a la excelente ubicación de Byblos para establecer aquí su hogar.
Esta posición estratégica a orillas del inmenso Mar Mediterráneo fue tan codiciada que se estima que Byblos es una de las ciudades habitadas de manera ininterrumpida más antiguas del mundo, pues se han encontrado piezas que se remontan hasta el Neolítico.
Fue una importante ciudad fenicia y posteriormente pasaron persas y griegos, que la conquistaron de la mano de Alejandro Magno, también se establecieron en este punto costero.

Tras ellos pasaron romanos, árabes y cruzados, quienes tras años de ostracismo, volvieron a aupar a Biblos como un enclave estratégico en el siglo XII, construyendo el que hoy es uno de sus emblemas, el Castillo.
Como parte de esa importancia en la historia, en Byblos se inventó el primer alfabeto, hallado en le tumba del Rey Ahiram que hoy luce en el Museo Nacional y también se dice que se descubrió la púrpura.
En el año 2016 fue nombrada como Capital del Turismo Árabe, un último empujón para aupar a esta bonita ciudad costera como uno de los mejores destinos de Líbano.
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Visita al complejo arqueológico de Byblos
Allí estábamos, al fin, en la embriagadora Byblos, de la que había oído hablar numerosas veces y cuyo nombre me había embaucado por completo.
Hemos llegado los primeros al complejo y dejamos el coche en el aparcamiento que hay junto a la puerta, en el que apenas caben una docena de vehículos, pero que en pleno mes de diciembre aparece semi vacío. Es una suerte poder descubrir estos lugares casi para nosotros solos.

Cruzamos la puerta de entrada y frente a nosotros se alza el enorme Castillo de los Cruzados, pero decidimos obviarlo (de momento) e ir hacia el lado derecho, donde se encuentran las primeras ruinas.
De esta manera visitaremos el complejo arqueológico de Biblos en el mismo orden que se fue sucediendo la historia, desde los fenicios hasta los cruzados. Cuestión de gustos.

No hay muchos sitios en el mundo en el que uno pueda pisar directamente sobre suelo fenicio, por lo que este sencillo hecho ya nos hace sentir unos privilegiados.
Las excavaciones datan del siglo XIX y son numerosos los restos que se han encontrado, como unas murallas de la Edad de Bronce, cuyo valor es superlativo, o la Necrópolis Real, con 4.000 años de antigüedad y donde se encontraron los restos del sarcófago del Rey Ahiram.

Durante el paseo también conocemos la fuente del Rey (Ain al-Malik), un enorme agujero en el suelo de más de 20 metros de profundidad que antaño fue la principal fuente de agua de Byblos.
Nos detenemos también en el Templo en forma de L, que data del año 2.700 a.C. y desde donde hay una de las mejores instantáneas que ver en Byblos, una foto sensacional con la columnata y el castillo de fondo.

Pero esto es solo el aperitivo y todavía nos quedaban las mejores paradas en el complejo de Biblos…
¡INFO! El yacimiento de Byblos fue reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984 por su valor como una de las ciudades más antiguas del mundo y por representar uno de los pocos lugares en los que pueden observarse todos los periodos de la historia. El horario de visita es de de 8:00 al atardecer (el horario varía en invierno y verano) y su precio es de 200.000 LBP por persona (unos 5 euros).
Castillo de los Cruzados
Suele ser la primera parada de todos los que se acercan a visitar Biblos, pero nosotros decidimos dejarlo para el final y fue un gran colofón.
El castillo data del siglo XII y fue construido por los cruzados, que utilizaron principalmente piedra caliza y algunos restos romanos para levantar una estructura de enormes muros y cinco torres que la protegían.

De hecho, los muros del castillo están hechos con restos de columnas romanas, un refuerzo para estas enormes paredes que demuestra que el reciclaje ya existía hace miles de años.

A su alrededor se aprecia que había un foso, que según leemos era de grandes dimensiones y convertía a este castillo en una fortaleza difícil de asaltar, aunque Saladino logró conquistarla -y con ello Biblos- en 1188. Tan solo nueve años más tarde, los cruzados reconquistaron Byblos.
Observamos que el Castillo de Byblos tiene bastantes similitudes con otros castillos de esa época, como el castillo de los Cruzados que vimos en San Juan de Acre, durante nuestro viaje a Israel, y que rápidamente nos viene a la memoria.

Lo mejor está por llegar, cuando subimos escaleras arriba y llegamos hasta la azotea, que nos brinda unas vistas fabulosas, sin duda las mejores que pudimos ver en Byblos aquel día, con el yacimiento a nuestros pies y el Mar Mediterráneo como telón de fondo.
Teatro Romano de Byblos
Aunque su ubicación original fue junto al Templo de los Obeliscos y la antigua puerta de acceso a Byblos, hoy se encuentra junto a la Necrópolis porque los arqueólogos decidieron moverlo y así darle importancia que merecía.
El teatro era en realidad mucho más grande de lo que vemos allí, se calcula que la estructura en la que estábamos sentados observando el mar era al menos tres veces más de lo que queda en pie, un tamaño descomunal.

Lo que sí que conserva es casi el veinte por ciento de los asientos originales. No puedo evitar pensar que puede que yo esté ahora mismo en uno de ellos.
Mi imaginación me traslada varios miles de años atrás, observando el canto de artistas que muestran sus habilidades en este antiguo odeón romano.
Esta parte no es tan espectacular como las ruinas romanas de Baalbek o las ruinas omeyas de Anjar, que visitaríamos unos días después, pero igualmente resulta sorprendente.
Columnata romana y el templo de Baalat Gebal
La primera imagen que pudimos ver de Byblos fue la de su columnata, una serie de seis columnas romanas (aunque eran muchas más) que acompañaban el acceso al templo de Baalat Gebal, el más antiguo de la ciudad y que se erigió en el 2700 a.C. homenaje a los dioses Adonis y Astarté, aunque más tarde acabó sirviendo como templo para adorar a la diosa Afrodita.

A los pies de las columnas, varios sarcófagos invaden el terreno; estamos en la antigua Necrópolis Real, donde de halló la Tumba del Rey Ahiram, de la que ya os he hablado.
Es uno de los puntos más fotogénicos del complejo, así que tras empaparte de su historia, busca el mejor ángulo y llévate la mejor foto de Byblos.
La Casa de Otman Al Housami
Seguimos caminando y pronto se vislumbra una construcción moderna, es la Casa de Otman Al Housami, de estilo otomano y que perteneció a un comerciante local.
Su importancia radica en algo totalmente diferente, ya que esta casa se mantuvo al iniciarse las excavaciones por ser un magnífico ejemplo de arquitectura típica de Líbano.

Dejando a un lado su valor histórico, su ubicación y vistas son un escándalo, ya querría yo vivir en una chabola como la de Al Housami.
El Templo de los Obeliscos
Nuestros pasos se dirigen ahora hasta la siguiente parada, el Templo de los Obeliscos, una construcción de planta cuadrada y multitud de obeliscos en su interior que se estima que tiene 5.000 años.

Lo más importante es que aquí encontraron pequeñas estatuas de diferentes dioses que se piensa que eran ofrendas a cambio de que cumpliesen sus deseos. ¿Se cumplirán todos esos deseos? Nosotros le hemos pedido que el tiempo se detenga en Byblos, una ciudad fascinante.
Qué ver en Byblos más allá del yacimiento
Byblos es (mucho) más que su yacimiento, aunque obviamente este acapara todos los focos y motivos no le faltan.
Un paseo por la ciudad y los alrededores del complejo arqueológicos nos descubrió rincones como la iglesia de San Juan Bautista, de estilo románico y construida por los Cruzados en 1115. Una pieza más del legado cruzado en Byblos.
Justo en la entrada del complejo puedes ver la Mezquita el-Fateh, construida en 1648, con una bonita cúpula azul y erigida sobre los cimientos de una construcción romana.

Muy cerca también se encuentra el Santuario de Santa Aquilina de Biblos, un pequeño templo maronita. Es un gran adelanto de lo que vamos a ver en el Valle de Qadisha unos días más tarde.
Caminamos en dirección al puerto y cruzamos varios mosaicos sorprendentes, que pasan desapercibidos para muchos, pero que atraen nuestra atención, principalmente el de la calle Pepe, de gran tamaño y vistosos colores.
De repente estamos en el Zoco de Biblos, un entramado de callejuelas y túneles en el que las tiendas son las protagonistas, aunque en este caso difiere bastante al zoco de Trípoli o el de Sidón.
Aquí, ese mercado al aire libre es ordenado y coqueto, iluminado con luces de navidad (era época, claro) y mucho gusto, y que nos guía hasta el Puerto de Biblos, nuestra siguiente parada.
Puerto de Byblos
Donde hoy aparecen restaurantes con vistas al mar, hace varios milenios eran los prestigiosos barcos fenicios los que copaban el paisaje.
Ese paisaje está hoy marcado por las dos torres que flanquean y protegen el puerto; construcciones del siglo XII levantadas por los cruzados y que dotan de gran encanto a esta parte de la ciudad.

Hoy, junto a esas torres defensivas, son barcos pesqueros y turísticos los que aparecen en sustitución de la flota fenicia. Frente a ellos, varios restaurantes con bonitas terrazas y vistas a un Mediterráneo que se pierde en el horizonte de Byblos.
Ese horizonte en el que en los días muy claros, es posible avistar el perfil de la moderna Beirut y sus rascacielos, aunque nosotros no tenemos tanta suerte y pese al día soleado, no hay rastro de la capital en la lejanía.
Alojamiento en Biblos
Voy a ir al grano porque creo que dimos en el clavo con nuestro hotel en Byblos por varios motivos.
Nuestro alojamiento fue el Aleph Boutique Hotel y estuvimos una noche, algo que recomiendo totalmente a cualquiera que haga un viaje a Líbano, porque Byblos es completamente distinta de día y de noche.

El primer punto a favor de este alojamiento es su ubicación, en pleno centro de la ciudad, a pocos metros del zoco, la zona de restaurantes, el yacimiento arqueológico y el puerto de Biblos.
En segundo lugar, se trata de un hotel bonito, con habitaciones confortables y limpias. Es fácil sentirse como en cada nada más llegar.
He de destacar también el trato de su personal, extremadamente atentos y amables, hasta compartimos un buen rato en la sala común viendo un partido del Mundial de fútbol y charlando sobre nuestros países.

Pero todavía no he llegado a una de las mejores cosas que tiene el hotel, su restaurante / terraza con vistas, desde donde se puede ver toda la costa de Biblos hasta Beirut y sobre todo, las ruinas arqueológicas, un privilegio absoluto si visitas la ciudad.
Es un hotel que además, tampoco es demasiado caro, por lo que personalmente, si vuelvo a viajar a Líbano no dudaría en alojarme aquí. Tú mismo puedes comprobar las fotos y precios.
Dónde comer
Para acabar esta pequeña guía para visitar Byblos, me gustaría hablaros sobre algunos de los lugares donde podéis comer o tomar algo en la ciudad.
Tened en cuenta que Byblos es una ciudad muy animada, posiblemente la que más de todo Líbano junto a Beirut, y la zona del Zoco está llena de restaurantes con mucho encanto y algunos bares para alargar la noche.
Os daré un par de nombres de sitios que probamos y que nos aconsejaron en el hotel, pero yo os recomiendo que caminéis hasta el Zoco y os perdáis en ese bonito entramado de calles peatonales, donde encontraréis decenas de sitios y podréis elegir el que más os guste.

Byblos es una ciudad preparada para el turismo y esa zona del zoco/centro la han habilitado de maravilla, con mucho gusto y creando un espacio que gusta al viajero. En contra, que esto ha incrementado los precios y comer en Byblos es ligeramente más caro que hacerlo en otros lugares del país.
Dentro de ese abanico de restaurantes, nosotros comimos en Le Rock, donde hacen unos buenos sándwiches y shawarmas, además de las populares mezze con hummus, mutabal, etc. Por el tipo de comida, este es el sitio más barato donde comer entre los que os voy a nombrar.
Si quieres un menú algo más elaborado y con buena cocona libanesa, el Feniqia es posiblemente la opción más segura y tampoco nos pareció extremadamente caro (unos 12-14 euros por persona). Se encuentra junto a la entrada del complejo arqueológico de Byblos.

De todos modos, insisto en recomendaros que sencillamente os perdáis por el centro histórico o el puerto de Byblos y os sentéis donde mejor feeling os dé, todos tienen mucho encanto y seguro que coméis de maravilla.
Historia, buena gastronomía y mucho encanto, no tengo ninguna duda de que Byblos es una de las ciudades más bonitas y agradables para cualquier viajero de llega a Líbano, por lo que debe estar sí o sí en tu itinerario por el país.