Qué ver en Tikal, cuna del imperio maya en Guatemala

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Tomàs Garcia

Llegamos desde Belice City directos a Flores. Más de cinco horas de autobús con los respectivos trámites de inmigración en la frontera de Melchor de Mencos que, por cierto, son bastante rápidos. Pese a que veníamos de visitar las ruinas mayas de Copán o el yacimiento de Quiriguá, teníamos muchas ganas de conocer Tikal.

Puedes alojarte en algún rincón algo más tranquilo como El Remate, pero nos habían hablado maravillas de la isla de Flores y decidimos que cumplía con los requisitos para pasar allí las siguientes tres noches, más concretamente en el Hotel Santana, una recomendación personal de un amigo guatemalteco al que le agradecemos el apunte, pues es un hotel que además de estar bien situado (la isla es muy pequeña, no hay problemas de localización) ofrece a un muy buen precio unas habitaciones grandes, espaciosas y con una terraza con vistas al lago Petén Itzá que dejan sin aliento.

Llegamos pasado el mediodía y dedicamos la tarde a organizar los posteriores días casi sin saber qué ver en Tikal, la estrella de los próximos días. Una jornada para visitar las ruinas mayas de Yaxhá y otra para el gran highlight de nuestro viaje a Guatemala, Honduras y Belice; las monumentales ruinas de Tikal eran los requisitos imprescindibles.

Como organizar tu visita y qué ver en Tikal

El recinto de las ruinas se encuentra a una hora aproximadamente de Flores y lo habitual para llegar hasta allí es contratar uno de los tours organizados de cualquiera de las agencias locales, que ofrecen más o menos lo mismo, a precios similares. Estas agencias ofrecen varios horarios de salida, siempre con la vuelta abierta. Las salidas pueden ser para ver el amanecer (sobre las 3:30 am), una salida muy temprano sin llegar a ver el amanecer (sobre las 4:30 am) y después, salidas a media mañana hasta la última salida, sobre las 13 pm para ver el atardecer. Tienes la opción de hacer la salida con o sin guía, aunque aquí nosotros lo tuvimos claro y lo recomendamos encarecidamente: llevar un guía convierte tu visita en una experiencia insuperable en lugares cómo este.
 Mapa de http://www.parque-tikal.com

 

Nosotros escogimos la salida de las 4:30 de la madrugada, renunciando a ver el amanecer por varios motivos; primero porque era demasiado temprano y pensamos que no nos compensaba, y en segundo lugar porque hay que tener en cuenta que para ver el amanecer hay que hacer una entrada al recinto antes de la hora de apertura oficial y eso conlleva el pago de un suplemente que nos pareció excesivo. Lo bueno del horario que escogimos es que sigue siendo muy temprano y aunque no llegas para ver la salida del sol, sigue siendo casi de noche, por lo que llegas para disfrutar del concierto que dan los monos aulladores durante las primeras horas del día, cuando sale el sol y ven como llegan los primeros visitantes a su territorio y es que ellos son los que mandan en esta zona de la selva de Petén.

Qué ver en Tikal

Y por fin llegó el día! Nos despertamos en mitad de la noche y tras una hora de camino en un bus semi-vacío llegamos a la entrada del parque nacional de Tikal, aún con la noche sobre nosotros. Cualquiera que haya leído algo sobre los mayas, habrá oído hablar de Tikal, que fue en la época uno de los enclaves más importantes de la civilización maya y aún hoy conserva algunas de las estructuras más grandes de las que se han descubierto. Y nosotros por fin estábamos allí, en uno de esos lugares mágicos en el mundo. Por fin estábamos en Tikal.

Tikal impresiona desde que entras. Todo allí es gigantesco, exagerado; aunque lo que se ha excavado y descubierto sigue siendo una pequeña parte de lo que fue aquella gran ciudad (se dice que apenas hay descubierto entre el 15 y 20% de lo que fue Yax Mutul, la denominación antigua de la ciudad). Los expertos calculan que habitaron allí cerca de cien mil personas, una cifra descomunal para la época, durante el siglo IX, doblando la población por ejemplo de Roma o multiplicando por diez la que en aquellos momentos tenía Londres.

Tikal, Guatemala

La visita a Tikal

Tikal está lleno de templos que sobresalen por encima de la espesa selva de Petén, que aún mantiene engullida más del 80% de lo que fue esta ciudad. Poco se parece a lo que encontramos en la Riviera Maya de México, mucho más organizado y preparado para la afluencia de turistas.

Desde el descomunal Templo V, la segunda estructura más alta del recinto con 57 metros hasta el soberbio Templo IV, el más alto de Tikal y desde el que puedes observar las crestas de los templos I, II, III y V sobresaliendo por encima de la espesa selva.

Pero pese a que ya has visto las dos construcciones más altas, aún queda la parte más espectacular de la visita: la Gran Plaza. Conviene llegar a la Gran Plaza de Tikal a través de otra de las construcciones más impresionantes de la ciudad maya, la Acrópolis Central, habitualmente situada a mayor altura que la plaza central, solían servir de residencia de los personajes de mayor relevancia del momento. Llegando a la Gran Plaza a través de la Acrópolis, conseguirás tener un momento único al toparte con las vistas de los Templos I y II, situados uno en frente del otro, dejando a un lado a la gran Acrópolis Central.

Qué ver en Tikal

El templo I es quizás el que mayor relevancia ha alcanzado en Tikal, siendo portada de la mayoría de reportajes que hayáis leído sobre ella. Este templo I, más conocido cómo El Gran Jaguar, es el símbolo de la ciudad, de 47 metros de altura y que se construyó para enterrar al Rey Jasaw Chan K’awil, quien se encargó de la construcción del Templo II, justo en frente y dedicado a su esposa.

Si te has quedado con ganas de más, puede perderte por sus caminos en busca de algún mono o algún coatí mientras descubres algunas onstrucciones y estelas más pequeñas, aunque no menos importantes.

Si quieres seguir nuestra ruta de viaje en Guatemala, puedes leer mi artículo con los lugares imprescindibles que ver en Guatemala.

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