Pocos lugares mejores en el planeta que las Salinas de Añana (conocido también como el Valle Salado de Añana), en Álava, para homenajear a uno de los materiales más importantes en la historia de la humanidad: la sal.
El famoso oro blanco ha servido para fines tan diversos como la alimentación, la conservación de alimentos, provocar deshielo de carreteras o incluso como moneda de pago para los romanos, que recibían sus recompensas en sal y de ahí el término “salario” que hoy todos utilizamos.
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Salinas de Añana (Álava): historia y orígenes del Valle Salado
No es casualidad que las Salinas de Añana sean uno de los lugares más importantes que ver en Álava y en las próximas líneas vas a descubrir los motivos que nos llevaron hasta aquí y los que nos trajeron a nosotros después de una apasionante ruta por Rioja Alavesa.

La historia del Valle Salado de Añana se remonta a casi 7.000 años atrás, fecha en la que ya se encuentran los primeros documentos en los que se habla de las Salinas de Añana.
Aunque ya hubo civilizaciones que trabajaron en este valle con anterioridad, fueron los romanos quienes empezaron a trabajar la sal de la manera que se trabaja en la actualidad, mediante eras y la evaporación por el efecto del sol.
Actualmente también se puede visitar el yacimiento romano conocido como “Las Ermitas”, que no es más que la ciudad en la que vivían las personas que se encargaban de la explotación de la Salinas y cuyo nombre original era “Salionca”.
Ya en la Edad Media, la ciudad de Salionca es abandonada y las personas que trabajaban en las Salinas forman pequeñas poblaciones alrededor del Valle Salado de Añana.
Este fue el paso previo a la formación de la que fuera la primera villa del País Vasco, que adquirió el nombre de Salinas de Añana, en el año 1.114.

Respecto a su extracción, a mí me sorprendió ver -probablemente por pura ignorancia- unas salinas en plena montaña y por eso mismo decidimos incluirlo en la ruta en coche por Álava.
Resulta que la sal proviene de un antiguo mar de hace más de 200 millones de años. Este mar, que se presume que lo forman cuatro manantiales emana agua con un caudal constante de unos tres litros por segundo.
Y precisamente este origen subterráneo es el que otorga una gran pureza a la sal de las Salinas de Añana, tanto que la salinidad es de más de 200 gramos por litro, superior a casi cualquier otro punto de extracción de sal, aunque eso sí, inferior a la salinidad de las aguas del Mar Muerto, que son de unos 350 gramos por litro.
Mi visita a las Salinas de Añana, la gran fábrica de sal
Las Salinas de Añana se encuentran a 30 kilómetros de Vitoria-Gasteiz, la capital de Álava, y allí llegamos tras un entretenido viaje por carretera y después de pasar dos días descubriendo los lugares más importantes que ver en Rioja Alavesa y conocer ciudades como Laguardia, Labastida o Elciego.
El reclamo era, ni más ni menos, que visitar las Salinas de Añana, una de las fábricas de sal más antiguas del mundo y ubicada en la pequeña localidad de Añana (Álava).

Después de las presentaciones con nuestra guía aquella mañana en el centro de visitantes del Valle Salado de Añana (encantadora y atenta, por cierto), salimos al exterior y avistamos por primera vez un paisaje que, desde el primer momento, nos deja sin aliento.
Caminamos a través de las plataformas que rodean las era y terrazas mientras recibimos las explicaciones de nuestra guía que, entre otras cosas, nos cuenta que en el valle hay más de 5.000 eras (las plataformas sobre las que se dispone la salmuera para iniciar su proceso de evaporación) y un total de 767 terrazas. El paisaje es impresionante.

Una red de canales de madera que respetan el entorno y las propiedades del agua salada distribuyen el agua hasta todos los puntos del Valle Salado de Añana y llega hasta cualquier rincón de los más de 120.000 metros cuadrados de extensión que ocupan las Salinas de Añana.
El agua, a través de estos canales, se vierte sobre las eras y se remueve de manera manual y regular hasta que el sol deja al descubierto la sal completamente seca.
El siguiente paso es el almacenamiento y posterior transporte para comercializarla, ya que la sal de estas salinas es un bien muy preciado, tanto a nivel nacional, como a nivel internacional.

Las características tan peculiares del Valle Salado de Añana, tanto por su geología, su diversidad, su valor histórico o su valor paisajístico en el entorno de la provincia de Álava, lo convierten en un lugar único, hasta el punto de que el Valle Salado fue nombrado en 2017 como Patrimonio Agrícola Mundial, un reconocimiento excepcional que le permite acompañar a paisajes como los arrozales de China y que, de hecho, nadie más tiene en Europa.
Precio de la entrada y horarios
Hay varias opciones a la hora de visitar la Salinas de Añana, desde la visita más convencional, hasta la posibilidad de hacer catas de sal o disfrutar de un peculiar spa salado.
También es posible hacer talleres y actividades con los más pequeños de la casa, visitar los manantiales y otras alternativas para familiar o grupos.

Nosotros escogimos la visita al Valle Salado de Añana con una cata de sal al final de la misma y fue una magnífica experiencia.
Ya contábamos con que la visita al valle salado nos iba a encantar, por los paisajes, la importancia histórica y cultural, etc., pero la culminación de la visita con una cata de sal fue absolutamente memorable y nos permitió descubrir texturas, sabores y matices que ni siquiera me había planteado que existiesen.
¡CONSEJO! Si estás de ruta por el País Vasco, te recomiendo que hagas un hueco en tu viaje para incluir las siguientes visitas:
– Qué ver en Álava: ¡10 visitas imprescindibles!
– Qué ver en Durango: un día a los pies de Urkiola
– Qué ver en Gernika: un día en la ciudad de la paz
– Castillo de Butrón: la gran fortaleza de Vizcaya
El precio de la entrada varía en función de la actividad que quieras hacer, pero para que tengas una referencia, la visita guiada normal tiene un precio de 8,5 euros (los niños hasta 6 años es gratis y de 7-12 cuesta 2,5 euros), aunque hay descuentos para jubilados, estudiantes y desempleados.

Si quieres hacer algún taller, cata o disfrutar del spa salino, el precio lógicamente se incrementa, por lo que lo mejor es que tú mismo consultes su página web y decidas como quieres conocer las Salinas de Añana.
Por último, el Valle Salado de Añana está abierto todo el año y los horarios de visita son de 10 a 18 horas.
Ahora que ya conoces algunos detalles e historia sobre las Salinas de Añana, lánzate a visitarlas en persona y descubrir uno de los paisajes más increíbles de Álava.