Si buscas un sitio curioso que visitar, vas a alucinar con esta ruta por lo mejor que ver en Llivia, un diminuto pueblo que pertenece a Cataluña, pero que está íntegramente en territorio francés. ¡Te va a encantar!
Llivia pertenece a la región de La Cerdanya, dentro de la provincia de Girona, y está enclavado entre las montañas del Pirineo Oriental. Picos de 3.000 metros rodean este pueblo al que, para llegar, hay que cruzar la frontera francesa.
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Consejos prácticos antes de visitar Llivia
Durante mi escapada a La Cerdanya dormí en este alojamiento rural en el centro de Llivia. Me hacía gracia dormir en el pueblo por su singularidad y debo decir que vale la pena. Además, aceptan perros, que en mi última visita fui con mi encantadora perra.
Puedes llegar a Llivia desde Barcelona por carretera en dos horas. El pueblo está a 170 kilómetros de la ciudad. Yo aproveché para hacer una ruta por la Cerdanya, por lo que el coche me parece la mejor opción para llegar y moverse en la zona.

Si no tienes coche propio, puedes llegar a Llivia desde Barcelona desde la Estación de autobuses Barcelona Nord. Hay varias compañías que ofrecen el servicio. El trayecto dura unas 3 horas y el precio es de 25-30 euros. Puedes comprar el billete desde esta página de transporte por adelantado.
Si dispones de coche, otra opción interesante es recorrer parte de la provincia, haciendo una parada en la capital, la preciosa ciudad de Girona, y visitando algunos pueblos medievales de la provincia de Girona, una ruta por un montón de sitios encantadores.
¿Por qué Llivia está en territorio francés?
Llivia es un rincón curioso en el mapa. Uno de esos sitios que uno se queda mirando y se pregunta, ¿qué hace este pueblo aquí? Esta es su historia y los motivos que hacen que Llivia, un pueblo catalán, esté completamente en territorio francés. De hecho, si te animas, es un buen punto de inicio para empezar una ruta por el sur de Francia.
Esta situación tiene su origen en el Tratado de los Pirineos de 1659, cuando España y Francia redibujaron fronteras para acabar con años de guerra que enfrentaron a varios países europeos. Aquel tratado puso fin a la Guerra de los Treinta Años.

En dicho tratado y el posterior acuerdo conocido como Tratado de Llivia (1660), España cedió a Francia varias localidades del Rosellón y la Alta Cerdaña (33 pueblos en total).
Pero, ¿por qué Llivia no entró en esa lista? Pues porque estaba considerada una “villa” y no una aldea, un estatus que permitió que siguiera siendo española, aunque quedó aislada entre montañas francesas.
Desde entonces, Llivia es una rareza geográfica que llama la atención a todos los que nos quedamos embobados delante de un mapa.

A pesar de su ubicación, también hay muchos sitios interesantes que ver en Llivia de los que te voy a hablar en este artículo, como una farmacia con historia o un sitio increíble para comer.
Por cierto, muy cerca de aquí también puedes visitar Andorra, un principado entre montañas que ofrece dos caras muy distintas, la veraniega y la invernal.
Qué ver en Llivia, el pueblo más curioso de la geografía catalana
Durante mi visita a Llivia aproveché para conocer también la capital de la Cerdanya, la histórica Puigcerdá, a la que dediqué casi todo un día. Vale la pena, sin duda, sin embargo, la peculiar ubicación de Llivia convierten a este pueblo en un lugar único.
Castillo de Llivia, la mejor panorámica que ver en Llivia
Al final del día decidí subir hasta el castillo, un corto paseo de 15 minutos hasta lo más alto de Llivia, donde se erige esta singular fortaleza.
Se trata de un castillo de planta cuadrada del que quedan unos pocos restos de su estructura original acompañado de varios tramos de muralla en un estado regular. Aun así, vale la pena subir, no cabe duda.

En lo más alto, además de la estructura de la fortaleza, tendrás una magnífica vista de todo el valle de la Cerdanya, los picos de los Pirineos Orientales y por supuesto, de Llivia.
Por cierto, en la época romana había aquí una pequeña fortaleza. La ubicación, como verás, es privilegiada, en lo más alto de la zona para dominar cualquier intento de ataque.
No es que aquí vayas a poder hacerlo, pero si quieres vivir una experiencia única, puedes leer este artículo con algunos castillos donde puedes dormir. ¡Nada mejor que sentirse como un rey!
Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles
En lo más alto de la villa se erige el campanario de esta iglesia, visible desde cualquier punto de la localidad. De hecho, parece que cualquier calle acaba conduciendo a ella.
La iglesia se construyó en el siglo XVI sobre los restos de una antigua iglesia románica y aunque quedan pocos vestigios de aquel templo original, todavía pueden verse unas cuantas lápidas en el exterior de la Iglesia con inscripciones del siglo XV.

En el interior, sobrio como pocos, destaca un gran cristo tallado en madera del siglo XIV que presumiblemente protegía a los que se adentraban en la montaña.
Yacimiento arqueológico de Iulia líbico
He aquí el verdadero origen de la ciudad y por lo tanto, uno de los lugares más emblemáticos que ver en Llivia, aunque verás que es realmente un yacimiento pequeño.
El nombre de Llivia nace justo aquí, en los orígenes romanos de la ciudad, cuando se estableció en el siglo I en este territorio la colonia romana de nombre Iulia líbico.
La zona había estado habitada desde la edad de bronce (o al menos eso es lo que se presume según algunos estudios), puesto que era un paso clave por los Pirineos.
En los alrededores de este yacimiento se han encontrado piezas de todo tipo, como vasijas o elementos de menaje, y lo más interesante, algunas monedas romanas.
Torre de Bernat So
Junto a la iglesia puedes ver esta torre circular del siglo XVI que tuvo un papel importante en la defensa de la ciudad durante varias décadas.
Como muchas de estas construcciones, cuando la defensa ya no era una prioridad, pasó a tener nuevas funciones, entre las que destaca la de prisión.

Museo Municipal (antigua Farmacia Esteve), un lugar único que ver en Llívia
Cualquier viajero que llegue a Llivia debe marcar este pequeño museo entre sus destacados, porque además se trata de un lugar único en Europa.
Este edificio de color rojo era la antigua Farmacia Esteve, inaugurada en el año 1415 y considerada la más antigua de Europa.
La Farmacia Esteve pasó de generación en generación hasta 1943 (23 generaciones en total), cuando cerró sus puertas. Años más tarde pasó a ser propiedad del ayuntamiento y finalmente pasó a manos de la Diputación de Girona.

Finalmente se abrió aquí el Museo Municipal y se exhiben los albarelos de cerámica azul donde se guardaban las mezclas medicinales y varios libros de fórmulas. Es uno de los lugares más interesantes que ver en Llivia.
Por cierto, la farmacia en funcionamiento más antigua de Europa está en Tallin y la visité durante mi viaje a Estonia.
Un edificio modernista que puedes ver en pleno centro de Llivia
Por esta zona no solo pasaron romanos y visigodos, también pasó la burguesía catalana y por supuesto, dejó su huella.
Uno de los edificios más destacados que dejaron fue el que se encuentra en el Carrer Forns, 17. Esta casa, junto con Can Marcel.li, muy cerca de aquí, forman parte del escaso legado modernista que puedes ver en Llivia.

Las formas onduladas o las barandillas con motivos florales nos trasladan de repente a algunas zonas de Barcelona.
La Formatgeria de Llivia, una excelsa experiencia gastronómica
No podía acabar este artículo con lo mejor que hacer en Llivia sin pasarme por uno de sus grandes iconos, la mítica Formatgeria de Llivia.

Es una antigua fábrica de queso que se ha reconvertido en restaurante y que ofrece una magnífica cocina regional.
Aquí puedes probar algunos de los mejores platos típicos de Catalunya o como yo, darte un gustazo con sus fondues, tanto la de queso como la de chocolate. Una dosis extra de calorías que puedes quemar más tarde subiendo al castillo.