El Balneario de la Puda, a los pies de Montserrat, es la huella de la que fue una época dorada entre la nobleza catalana. Las aguas sulfurosas todavía brotan de sus entrañas pese al estado ruinoso de las instalaciones, que se han convertido en una visita ineludible para los amantes de este tipo de turismo.
Tan solo hay que llegar hasta la indicación que reza ‘Balneari de la Puda‘, con las formaciones de Montserrat como telón de fondo. Allí, junto a uno de los pueblos más bonitos de Barcelona, encontrarás las que fueron las instalaciones del antiguo Balneario de la Puda, cuyo interior es un tesoro en ruinas a la espera de una segunda oportunidad.
Balneario de la Puda de Montserrat: orígenes e historia
La historia del Balneario de la Puda tiene su origen en un terremoto que afectó a la Península Ibérica en 1775. Tras el temblor, las aguas sulfurosas empezaron a brotar a los pies de Montserrat.
No fue hasta años más tarde, en 1818, cuando se descubrieron las propiedades de estas aguas y se empezaron a utilizar con fines curativos. Eso sí, todavía sin ningún tipo de infraestructura, pese a que los cimientos de la Puda empezaban a asomar.
Once años más tarde, en el año 1829, el vecino de Esparraguera, Salvador Garriga, obtuvo una licencia para construir unas instalaciones en ambas orillas del río Llobregat. Ahora sí, los orígenes del Balneario de la Puda estaban viendo la luz en forma de dos pequeños edificios que aprovechaban las aguas termales que brotaban junto al río.
Sin embargo, en 1831, tan solo dos años después, Salvador Garriga se quitó la vida debido a los problemas económicos. Era la primera sombra que recaería sobre el Balneario de la Puda, pero no la última.
Su hermano y un nuevo socio cogieron las riendas e invirtieron de nuevo. Tres años más tarde, en 1834, el balneario concluyó sus obras y empezó a funcionar, pero una nueva desgracia le esperaba. El río Llobregat se desbordó en 1843 y arrasó con las instalaciones.
Durante los siguientes 20 años las instalaciones del Balneario de la Puda de Montserrat se mantuvieron en desuso, aunque varios propietarios siguieron mejorando y ampliando las instalaciones con el objetivo de hacer renacer el complejo.
De esta manera llegamos al año 1870, momento en el que el Balneario de la Puda comienza su etapa dorada. Es a partir de este momento cuando se construyen los edificios más importantes del complejo termal. Son los que podemos ver hoy, aunque en un estado diferente al que lucieron durante muchos años.
A partir de ese momento y hasta principios del siglo XX, el balneario se pone de moda entre la burguesía catalana, que acude a la Puda, a los pies de Montserrat, a pasar pequeños retiros.
Durante varias décadas, la popularidad del complejo termal crece y atrae a numerosos personajes ilustres, pues el balneario también se posicionó como un lugar donde tratar determinadas enfermedades. Uno de esos personajes fue la reina Isabel II, para que os imaginéis la dimensión. El Balneario de la Puda de Montserrat había conseguido uno de sus objetivos: ser uno de los complejos termales más famosos del continente.
Un dato curioso es que entre los visitantes al balneario, muchos decidían alojarse en el Hotel Gori de la cercana localidad de Olesa de Montserrat, que actualmente es la sede del Ayuntamiento. Desde allí partía un servicio de diligencias que conectaba el pueblo con el Balneario de la Puda.
Tras su gran esplendor, llegó la Guerra Civil y la Puda sufrió también las consecuencias de aquel oscuro periodo. El balneario fue utilizado como hospital para atender y curar heridos en batalla.
A partir de aquel momento el rumbo del balneario pareció ir a la deriva e inició una decadencia que lo llevó hasta su cierre definitivo en 1958.
Seis años más tarde se intentó revivir la Puda, abriendo incluso un restaurante entre sus instalaciones. Aquello duró varios años, pero el destino del balneario estaba visto para sentencia.
En 1971, una enorme crecida del río Llobregat dejó las instalaciones muy dañadas y, pese a que ha habido intentos posteriores por recuperarlas, lo cierto es que ninguna de ellas ha prosperado.
Así hemos llegado hasta nuestros días, en los que el Balneario de la Puda no es más que un recuerdo en Montserrat de lo pudo ser y al final no fue. Un juguete roto que hoy destaca entre los amantes de los lugares abandonados y el turismo URBEX.
¡INFO!
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Visita al Balneario de la Puda
Como buenos amantes de este tipo de visitas, aquí estábamos, dispuestos a disfrutar de los “encantos” del Balneario de la Puda, aunque esta vez sin burbujas ni tratamientos relajantes de por medio.
Entrada, primeros edificios y capilla
Accedemos al recinto por la que era su puerta principal. Al fondo, tras una especie de avenida flanqueada por árboles, se entrevé el edificio principal, pero lo dejamos para el final de la visita.
Damos los primeros pasos por el que era el gran patio. Una enorme pérgola recibía a los clientes, aunque hoy apenas quedan unas cuantas bigas metálicas absorbidas por los troncos de los árboles.
El primer lugar al que entramos es una sala que parece calcinada. Es la antigua capilla, donde todavía se puede ver un pequeño altar y parte de la estructura de madera sobre la que se sujetaba un órgano.
Desde aquí se accede a un pasillo al que no dudamos en entrar. Es muy largo y conecta todas las estancias de este edificio. En teoría, estas salas eran la recepción, el salón y los comedores para los huéspedes. Hoy apenas hay unas salas “decoradas” con grafitis y muros que resisten pese a los esfuerzos del tiempo por derrumbarlos.
Accedemos a todas las salas, pero lo que de verdad impresiona es recorrer el tétrico pasillo de principio a fin.
Al final llegamos a lo que era el vestíbulo, cuya puerta de formas modernistas dejan patente el estilo arquitectónico del Balneario de la Puda. Esta doble puerta es un pequeño tesoro, aunque algunos trozos están en mal estado.
Aquí acaba la primera parte de la visita, ya que no se puede acceder al siguiente edificio y nos vemos obligados a volver al patio exterior.
Primera y segunda planta
Cerca del vestíbulo hay acceso a varios puntos del balneario, principalmente a las plantas superiores y el sótano, aunque te advierto que están en muy mal estado.
Hacemos un amago de ascenso, pero el estado del suelo es preocupante y no nos fiamos. Decidimos recular y no arriesgarnos; ya habíamos leído previamente sobre el peligro que suponía.
Arriba se pueden ver algunas habitaciones, aunque nada destacado para el riesgo que supone. No os lo recomiendo, hay partes que valen mucho la pena en el Balneario de la Puda, dedícate a ellas.
Lo que sí vemos es la estructura del ascensor y el enorme hueco que ocupaba. Hace unos años unos saqueadores se llevaron las piezas de valor, por lo que hoy queda solo una pequeña parte.
Edificio junto al río
Accedemos a través de una de las ventajas a otro gran edificio junto al río. Ya os imagináis la emoción que se siente al entrar por una ventana, te sientes un pequeño aventurero.
Una vez dentro, me parece una de las partes más espectaculares del balneario de la Puda.
Un largo pasillo sirve de entrada a numerosas estancias. El reflejo de la luz se cuela entre las ventanas y atraviesa el pasillo de lado a lado.
Las plantas superiores están completamente destrozadas y en algunas habitaciones, si miras hacia arriba, puedes ver una a una todas las alturas, hoy inaccesibles.
Recorro el pasillo de punta a punta dos veces, hago algunas fotos y completamente solo, disfruto unos instantes del silencio y pienso en lo que debió ser el Balneario de la Puda hace más de un siglo. Hoy son solo unas ruinas en Montserrat y las tengo para mí solo.
Balneario, la parte más espectacular de La Puda
Tras visitar el edificio anexo, encontramos unas escaleras cercanas junto al río y descendemos sin dudarlo.
En la parte baja aparecen dos accesos, un pequeño orificio a la derecha y otro de frente que conduce hacia el río.
Entramos por el pequeño orificio que queda a mano derecha y aparece ante nosotros la enorme sala donde se encontraba el balneario. Es un espacio espectacular, nos deja sin palabras.
Un largo pasillo coronado por enormes arcos conecta todas las estancias. En algunas todavía quedan bañeras de la época, en otras apenas hay un espacio vacío con algo de tierra.
Las tonalidades de los colores, el silencio…las emociones están a flor de piel en ese momento. Parece una película de terror. Recorrer aquel lúgubre pasillo es el momento culminante de la visita al Balneario de la Puda.
Este espacio se encuentra en realidad bajo tierra y se hizo de esta manera para facilitar el acceso de las aguas termales que brotaban aquí. De hecho, verás como en alguna sala todavía hay huecos desde los que sale agua.
Esa ubicación soterrada fue precisamente una de sus condenas, porque las crecidas del río Llobregat, que está apenas a unos metros de distancia, acabaron engullendo parte de las instalaciones.
Zona exterior de aguas sulfurosas
Salimos de la zona del balneario por donde hemos entrado y cruzamos la pequeña compuerta que lleva hasta el río.
Tras varios días de lluvia, el agua baja con fuerza en el Llobregat y la mezcla con la arena rojiza de los alrededores de Montserrat hacen que el caudal parezca teñido de marrón.
Ese color marrón intenso contrasta con lo que de repente encontramos, una canalización de agua completamente cristalina. Habíamos llegado al origen del Balneario de la Puda.
El olor a huevo podrido es intenso, incluso algo desagradable por momentos. Sin embargo, el color es cautivador y resulta inevitable aproximarse.
Lo que hemos oído en algunas estancias interiores del balneario, de las que parecía emanar agua, lo vemos ahora materializado.
No puedo evitar agacharme y tocar el agua. Está caliente y sale sin cesar. No olvidemos que el agua mantiene sus propiedades curativas y parece que todavía hay gente que quiere aprovecharlas.
Justo al lado, veo a una mujer metida completamente dentro de esa canalización. Interrumpo «su momento» y al verme me xplica que lleva allí más de una hora y que viene de vez en cuando porque el agua sigue siendo una maravilla. Yo saco un par de fotos y sin molestar demasiado me alejo lentamente de allí.
Con estos últimos pasos acabamos nuestra visita al Balneario de la Puda. Salimos con más preguntas que respuestas, pero satisfechos de haber podido recorrer los pasillos que un día ocuparon personajes ilustres.
Futuro del Balneario de la Puda
Una de esas cuestiones que se nos plantean es el futuro del balneario. ¿Caerá definitivamente en el olvido? ¿Prosperará alguno de los proyectos que planean su rehabilitación?
No hay respuesta a esta pregunta, sin embargo, sí que hay varias ideas que buscan dar vida nuevamente al balneario de la Puda en Montserrat.
El Ayuntamiento de Esparraguera (término municipal al que pertenece el balneario) ha estado presente en varios proyectos, pero falta financiación.
La idea es revivir el alma de la Puda y convertirlo nuevamente en un referente turístico de Barcelona, sin embargo, el deterioro de las instalaciones hace que la inversión deba ser muy grande. Un freno que no sabemos si será definitivo.
Quién sabe si el Balneario de la Puda volverá a su esplendor, ni siquiera si volverá a existir jamás.
Cómo llegar
En realidad, es muy sencillo llegar al Balneario de la Puda, ya que aparece perfectamente indicado en Google Maps.
Solo tienes que escribir «Balneari de La Puda» y te aparecerá la ruta marcada. Pertenece al municipio de Esparraguera.
Se encuentra en la carretera C-55 que va de Olesa de Montserrat a Montserrat. Verás un desvío bien indicado hacia La Puda que da acceso a una pista de tierra.
Allí mismo ya puedes dejar el coche, seguramente verás a otros aparcados. Desde allí mismo, hay unas vistas increíbles del río Llobregat, con las instalaciones de la Puda y las montañas y el Monasterio de Montserrat justo por encima. Es una imagen preciosa.
Puedes intentar recorrer la carretera de tierra y llegar hasta el balneario, salvo que haya llovido, no deberías tener problemas con un coche normal.
Igualmente, nosotros dejamos el coche en esa primera zona de aparcamiento y caminamos hasta el balneario. Hay apenas cinco minutos a pie.
Ahora que ya conoces todo sobre la historia y como visitar el Balneario de la Puda en Montserrat, ¡no dudes en descubrir uno de los lugares abandonados más espectaculares de Barcelona!
No conocía esto sitio y eso que me queda bastante cerca. Lo apunto porque parece curioso e interesante conocer toda la historia del Balneario de la Puda allí mismo gracias a todos los detalles que das.
¡Hola Silvia! La verdad es que sí que es un lugar curioso y que junto con la historia que tiene, hace que sea una visita muy completa e interesante. Espero que pronto lo conozcas. Un saludo =)