El centro de Vietnam es un cúmulo de ciudades bonitas y con un encanto enorme que, alcanza su máxima expresión en uno de sus rincones más especiales, y es que es mucho lo que hay que ver en Hoi An y hace falta degustarlo lentamente para saborear el delicioso menú que ofrece esta coqueta ciudad.
Nuestra llegada a Hoi An fue por aire hasta el aeropuerto de Da Nang ya que, pese a que en Vietnam existe la posibilidad de moverse en tren o autobús, tras revisar los precios de ambos, vimos que salía a cuenta ir en avión.
Lo que por tierra ocupaba más de 10 horas, por aire se hacía en poco más de una y sorprendentemente, a un precio inferior. Sí, los vuelos internos en Vietnam son realmente baratos y no es difícil encontrar trayectos por todo el país con VietJetAir, Vietnam Airlines o JetStar que no sobrepasan los 30 euros. Así llegamos al centro del país para pasar los próximos dos días en Hoi An, la maravillosa ciudad museo de Vietnam.
Índice
Qué ver en Hoi An: dos días en una ciudad museo
Día 1 – El centro histórico y museos de Hoi An
Para llegar a Hoi An se debe volar hasta el aeropuerto de Da Nang y allí coger un taxi o un autobús hasta la ciudad, a unos 40 Km. Nosotros conseguimos que la homestay donde nos alojábamos, el Jackfruit Homestay, nos viniese a buscar al aeropuerto sin coste adicional.

Hoi An es un sitio ideal para hacer un primer parón a ese ritmo casi infernal que se sigue en algunos viajes. Está justo en el centro del país, así que vengas del norte o del sur, te pilla a mitad de camino, tiene un centro coqueto en el que su Puente Japonés es el gran atractivo, una vida nocturna con infinidad de oferta de restauración o para alargar la noche y una buena playa. Y todo eso combinado con unas distancias asequibles y perfectamente abarcables con una bicicleta, así que no es raro cruzarte durante todo el día con bastante gente pedaleando para ir de un sitio a otro.
Sin saber aún que era lo que había que ver en Hoi An, nada más llegar cogimos unas bicis en el alojamiento, nos pusimos bañadores, cogimos toallas y nos fuimos dirección a la playa. Aunque para nuestra sorpresa, tras una hora pedaleando y dando vueltas buscando el camino (ir sin mapa y sin indicaciones es muy divertido…), aparecimos en el Puente Japonés (menudo desastre somos…), o lo que es lo mismo, en la dirección completamente opuesta a la playa. Ya puestos, dejamos las bicis aparcadas y decidimos visitar el centro y dejar la playa para otro día.
Tras el puente, que dividía en su momento el barrio chino y el japonés y es fruto de numerosas leyendas, hay varias pagodas y sobre todo, algunas casas de antiguos comerciantes ilustres que vivieron en la ciudad salteadas entre puestos de souvenirs o de ropa a medida. La verdad es que se visita muy rápido y lo mejor que se puede hacer en Hoi An es disfrutar de su ambiente, con infinidad de bares a orillas del río y un buen número de sastrerías que han dado a conocer a la ciudad como uno de los mejores lugares para hacerte trajes o vestidos a medida a un precio muy inferior al de Occidente.


Pasamos el resto de la tarde conociendo algunos de los lugares más populares que ver en Hoi An, como el Museo Sa Huynh, en el que se puede ver algunas herramientas de cerámica de los primeros pobladores de Hoi An, los Sa Huynh o la Pagoda Van Duc, estéticamente preciosa y en la que verás monjes budistas en su vida cotidiana.
Tras estas dos bonitas paradas, esperaba la Pagoda Chuc Thanh, la pagoda más antigua que ver en Hoi An y un recorrido por sus casas tradicionales, como la casa de Quan Thang, famosa por su arquitectura típica o casa Tan Ky, una de las mejores conservadas de la ciudad.

Día 2 – Playa, mercados y la noche de Hoi An
El segundo día de nuestra visita a Hoi An lo pasamos bastante tranquilos, yendo a la playa de Cua Dai por la mañana (esta vez sí que la encontramos) y tomando unas cervezas por la tarde hasta la hora de cenar, en la que supimos que se iba a celebrar el famoso Festival de los Farolillos de Hoi An, una famosa fiesta en la que los habitantes de la ciudad (y desde hace tiempo también los turistas) lanzan velas al río como símbolo de sus oraciones a los difuntos. La ciudad se vuelca con la celebración y la estampa es realmente bonita, con las calles llenas de gente y un ambiente genial.
Después de ver el momento en primera fila, fuimos a cenar al restaurante The Mermaid, recomendado por casi todo el mundo. Esta vez la cena no fue en solitario y es que conocimos por casualidad a una pareja catalana con la que acabamos compartiendo una agradable cena. ¡Un saludo desde aquí a Irene y Octavi! La comida es una maravilla. Imprescindible el plato típico del centro del país, el white rose y a partir de ahí que cada uno elija lo que más le guste de la carta, todo está delicioso y el precio es excelente.
Después de la cena, nuestros compañeros cogieron un taxi y nosotros nuestras bicis, acababa un día perfecto y que sirvió de paréntesis a ese frenesí de visitas que son todos los viajes.
¡Info! Siestás planeando un viaje a Hoi An, te hablo en un artículo sobre cuál es la mejor época para viajar a Vietnam, un país con una diversidad de clima enorme.
Qué ver en los alrededores de Hoi An Una: escapada a las ruinas de My Son.
Es casi una obligación dedicar un día a visitar las ruinas de My Son. Desde Hoi An hay apenas 1 hora de camino y organizan salidas con guía en todos los alojamientos por menos de 5 euros al cambio. Es cierto que una vez visitados los templos de Angkor, la semejanza a estos es evidente y el tamaño no impresiona tanto, pero aún y eso, es un lugar que no dudaría en recomendar, sus más de 70 templos conectados por caminos son Patrimonio de la Humanidad.

Nosotros le dedicamos el tercer día en Hoi An y nos escapamos en uno de esos tours organizados, económicamente eran demasiado rentables como para rechazarlos y por menos de 5 euros te ofrecían transporte (a 70 Km. de distancia), guía local y comida (es cierto que un tanto escasa, pero poco más se podía pedir).
Después del tour volvimos para ducharnos y cenar de nuevo en el centro de Hoi An, así podíamos despedirnos de una ciudad que estábamos seguros que íbamos a echar de menos a lo largo del viaje. Su calma, su tamaño y la buena vida que allí tuvimos iba a ser difícil de igualar.
La mañana siguiente teníamos contratado un coche privado para ir hasta Hue, porque aunque lo más barato es hacerlo en autobús, esta vez queríamos pasar por las Montañas de Mármol y el Paso de la Nubes, el puerto de montaña más alto de todo Vietnam, y el bus no da ese rodeo, así que por algo más de dinero podíamos hacer la ruta que queríamos y llegar a nuestro siguiente destino a la hora de comer.


¡Info! Lee mi artículo con todo lo que hay que ver y hacer en Ho Chi Minh City, la parada imprescindible en el sur de Vietnam.
Dónde dormir en Hoi An
–Jackfruit Homestay. Cómodo y limpio, pero es que además la dueña de la casa te servirá unos desayunos espectaculares, de los mejores del viaje. Excelente para pasar unos días, cerca del centro pero sin estar en pleno hervidero.
Además, tienen servicio de bicicletas para moverte hasta el centro y por toda la ciudad y por si todo esto fuera poco, nos vinieron a buscar al aeropuerto sin coste adicional. ¡Un diez!
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Dónde comer en Hoi An
–The Mermaid. Cocina típica vietnamita y especialidades del centro del país a un precio extraordinario. La dueña del restaurante tiene otros dos en la ciudad, pero estos ya son más caros y no los probamos.
¡Qué bien me sentaría pasar un día en Hoi An! Tengo muchas ganas, también de las ruinas My Son. Un artículo muy completo. Un saludo 🙂
Hola!! Sí, es una ciudad encantadora y perfecta para descansar unos días! Yo volvería allí ahora mismo…qué recuerdos!!