Después de un viaje animado por decenas de niños hasta la cascada de Sao Nicolau, llegamos a la Roça Monte Café, la última parada de nuestro primer día en Santo Tomé y Príncipe, dónde no teníamos muy claro qué nos íbamos a encontrar.
Después de un camino bacheado, aparcamos nuestro coche justo a la entrada de la Roça y nada más salir de él, nos intercepta Mady, una amable chica que se presenta como guía de Monte Café y se ofrece para hacernos una visita por toda la Roça, a la que accedemos gustosamente, ya que precisamente estas explotaciones es una de las razones por las que viajar a Santo Tomé y Príncipe.
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Historia y orígenes de Monte Café
Ubicada en la céntrica región de Mé-Zóchi y fundada en 1858 por el brasileño Manuel da Costa Pedreira, la Roça de Monte Café es una de las plantaciones más antiguas del archipiélago.

La plantación se organizaba por niveles alrededor de un patio amurallado donde tenía lugar la actividad agrícola diaria.
En la parte norte, a un nivel inferior, se encontraban las caballerizas y el que era el barrio de la comunidad, mientras que en la entrada se ubicaba la zona administrativa, el campanario, el terreiro, los almacenes y los secaderos de café.

En el nivel superior, el más elevado y con mayor visibilidad de toda la plantación, estaba la casa del patrón, mientras que el hospital y la capilla se ubicaban cerca de ella.
Tras varios años funcionando, en 1910 la Roça Monte Café ya ocupaba una superficie de más de 8500 hectáreas y sus terrenos llegaban hasta la lejana Santa Catarina, en la costa oeste, erigiéndose en una de las plantaciones más importantes del país y siendo parte importante para que, como os explico en mi artículo con algunas curiosidades de Santo Tomé y Príncipe, las islas se convirtiesen en uno de los mayores exportadores de cacao del mundo.
Os hablo de las roças, su historia y todos sus detalles en mi guía para viajar a Santo Tomé y Príncipe; ¡no dudes en leerla!
Visita a la Roça Monte Café
De la mano de Mady, habitante y conocedora de todos los detalles de Monte Café, empezamos nuestra visita por la parte más baja de la plantación, dónde hoy viven casi todas las personas de la comunidad.
Modestísimas casas se suceden y nos destaca que, aunque hay una cocina común, al menos hoy todas tienen la suya propia.
En los días posteriores visitaríamos otras plantaciones y veríamos que esta es la tónica común de casi todas. Nuestras visitas a la Roça Agostinho Neto, la más impactante del país, y la Roça Diogo Vaz, nos descubrirían una de las caras menos conocidas de Santo Tomé y Príncipe.

Una de las particularidades de esta Roça es precisamente su dedicación al café y es que, aunque también producían cacao (en mi artículo sobre las curiosidades de Santo Tomé y Príncipe os hablo precisamente de ese cacao que les convirtió en potencia mundial en la exportación de este producto), de Monte Café salía la mayor parte del café de la isla antes de la independencia.
Las buenas condiciones climatológicas y de altura, ya que se ubica a unos 600 metros de altitud, la convertían en un emplazamiento perfecto para el cultivo del café, principalmente en su variante arábica.
Continuamos caminando. Es domingo, o lo que es lo mismo, feriado, por lo que la Roça entera parece haber salido a la calle, donde se escucha música, toman aguardiente o charlan en pequeños grupos que desvían su mirada hacia nosotros cuando pasamos.

Igual que en la ruta hasta el cráter del Lagoa Amélia, somos los únicos visitantes hoy allí y la curiosidad por nuestra presencia es obvia.
La siguiente para la hacemos en los almacenes y los secaderos, dónde Mady nos explica con detenimiento el proceso de transporte y secado del grano de café.
Pese a tener más de un siglo, nos parece un proceso sofisticado; mediante vagonetas se soltaba el grano en las planchas de secado, que con unos rastrillos lo distribuían por toda la superficie, que se calentaba con fuego bajo ellas.
Tras el secado, el grano se transportaba en cestas de mimbre y se almacenaba.


Unas cestas que, por cierto, nos cuenta Mady que el patrón utilizaba para hacer una prueba de fortaleza a los hombres de la plantación cuando querían casarse. Si eran capaces de transportar 100 kilos de café en la cabeza y subir las escaleras que hoy conducen al Museo del Café, serían dignos maridos.
De esta manera, el patrón también se aseguraba de tener aquí a trabajadores fuertes y eficientes.

Caminamos a través de los almacenes y el campo de fútbol para llegar hasta el siguiente nivel de Monte Forte, que hoy alberga la escuela primaria y secundaria a la que van los pequeños y jóvenes de la Roça.
No muchas roças tienen su propia escuela y mucho menos hasta la secundaria. Los jóvenes pueden estudiar aquí hasta los 16 años y luego ir a Trindade a cursar el instituto.

Aunque hay construcciones más allá, se ven en mal estado y la visita concluye aquí. Una de esas construcciones, de hecho la que eta la casa más grande de la plantación, tuvo que ser demolida tras un derrumbamiento en 2017.
Sin embargo, todavía sigue en pie la campana con la que se llamaba a todos los trabajadores. Sonaba a las 5:30 como primera llamada y a las 6 para que todos estuviesen ya listos.

Muy cerca encontramos un pequeño restaurante en el que su camarero nos invita a probar su café con aroma a vainilla. Es el restaurante Efraim y dice que es delicioso, pero desistimos porque ya llevamos dos tazas en pocas horas y es casi de noche.
Agradecemos la invitación y recibimos las últimas explicaciones de Mady, nuestra guía en la Roça Monte Café, que nos cuenta que desde el año 2020 la Roça es también la encargada de producir la primera agua embotellada de la isla, de la marca Bom Succeso.

Todavía con actividad y progresando, poco a poco Monte Café se ha ido convirtiendo en uno de los principales centros urbanos de Santo Tomé y conocerlo ha sido un auténtico placer.
Cuando estamos a punto de irnos, Mady decide invitarnos a un café que esta vez no nos atrevemos a rechazar.
Esta noche no dormiremos y la Roça Monte Café será la culpable.
Hola! feriado no sólo es domingo, feriado es cualquier día festivo en portugués.
La gente de Monte Café es de una amabilidad exquisita. Todo são Tomé en general..
Sí, así es. Puede que no se entienda así, pero tal como dices, los feriados son todos los días festivos. Monte Café tiene una gente excelente, estoy totalmente de acuerdo. Una visita recomendable en todos los aspectos, la experiencia es fabulosa. =)