Pozo de Darvaza: La puerta al infierno está en Turkmenistán

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Tomàs Garcia

Han sido varios días recorriendo el país para llegar por fin al lugar que todo viajero anhela cuando viaja a Turkmenistán. Tras varias horas cruzando el desierto de Karakum, que ocupa el 70% del territorio del país, aparece ante mis ojos el Pozo de Darvaza, la temida Puerta al Infierno.

La historia que rodea al cráter de gas de Darvaza es rocambolesca, como casi todo lo que tiene que ver con Turkmenistán. Y eso es lo que envuelve a este lugar de un aura especial, pues la naturaleza parece a veces imponerse a la fuerza de las personas.

Un camino a través de la nada

Salimos de Ashgabat al mediodía, después de dedicar la mañana a hacernos con algunas provisiones para pasar la noche junto al cráter de gas de Darvaza. Allí ni hay nada en muchos kilómetros de distancia, por lo que yo me hago con una suculenta cena a base de pan, queso para untar, una bolsa de patatas y varias cervezas.

Tras hora y media de carretera, en la que las dunas y un paisaje completamente desértico son los protagonistas, atravesamos pueblos minúsculos en mitad de la nada, como Bokurdak. Me pregunto cómo debe ser la vida en un lugar tan remoto, dentro de un país tan hermético.

Puerta del Infierno de Darvaza
¿Merece o no la pena llegar hasta este inmenso agujero en el desierto conocido como el Pozo de Darvaza?

Nuestro camino hacia el Pozo de Darvaza seguía su curso y los pensamientos empezaban a intentar anticipar lo que íbamos a encontrar allí, en pleno desierto de Karakum.

Por cierto, Karakum significa «arenas negras» y es oficialmente el décimo desierto más grande del mundo, por detrás de otros grandes desiertos como el que hay en Mongolia. Sin embargo, lo más importante de este desierto es que ocupa gran parte del territorio de Turkmenistán y es el más importante de Asia Central. Por el camino pueden aparecer pueblos o incluso ruinas como las de Old Nisa, una de las grandes ciudades de la ruta de la Seda.

Después de otra hora de carretera el todoterreno se detiene a un lado de la carretera. Acabamos de llegar a Yerbent, un poblado diminuto donde hay una tienda que vende algo de fruta, algunas chocolatinas de marcas locales, unos pocos alimentos envasados y cerveza. Bueno, también tiene una importante selección de vodkas rusos y bielorrusos, además de varios tipos de brandys turcomanos. El alcohol no falta en Turkmenistán.

Pueblo de camino a Darvaza
De camino a Darvaza paramos en un pequeño pueblo del desierto

En Yerbent, más allá de ser una parada técnica, la llegada fue un pequeño hito para el pueblo. En el que supongo que era el único colegio en muchos kilómetros, decenas de niños salieron a saludarnos con un semblante curioso y tímido a partes iguales. Les devolvemos el saludo y ellos nos recompensan con una sonrisa, pero al sacar la cámara para tomar una fotografía, se esconden en una especie de acto instintivo.

Como yo no quiero incomodar a nadie, entiendo la situación y me limito a grabarlo todo en mi retina. Las sonrisas, las miradas curiosas y la sensación de ser claramente algo extraño para ellos. Bendita inocencia.

Volvemos al todoterreno y seguimos la ruta, cada vez más dentro del desierto. El paisaje es cada vez más solitario e inhóspito hasta que, por fin, 300 kilómetros y 4 horas más tarde, el coche se vuelve a parar. Acabamos de llegar al Pozo de Darvaza, la Puerta al Infierno de Turkmenistán.

¡CONSEJO VIAJERO!
¿Preparando un viaje a Turkmenistán? Te recomiendo estas dos lecturas del blog para que conozcas mejor el país al que vas a llegar:

Qué ver en Turkmenistán: el país de las excentricidades
🔖 Consejos para viajar Turkmenistán (Guía Total)

Allí estaba, por fin, el Pozo de Darvaza

Era el momento de ver si todas aquellas noches que había soñado con el Pozo de Darvaza valían la pena. Allí nos había llevado nuestra ruta por Turkmenistán. Estaba por fin ante la Puerta del Infierno en mitad de un lugar remoto de Turkmenistán. ¿Estaría a la altura de las expectativas?

El Pozo de Darvaza tiene un origen de lo más curioso, puesto que no es, en realidad, una obra de la naturaleza, sino que fueron las personas quienes abrieron esta puerta al infierno.

La historia nos obliga a remontarnos hasta el año 1971, cuando un grupo de científicos soviéticos (por aquel entonces Turkmenistán todavía pertenecía a la Unión Soviética) realizaron una introspección en la zona en busca de gas natural, un elemento ya muy demandado en los setenta.

Puerta al Infierno de Turkmenistán
¡Por fin frente a la Puerta del Infierno! ¿Entro o no?

Turkmenistán posee algunas de las reservas de gas más grandes del mundo y es el cuarto país del planeta en producción de este elemento. El desierto de Karakum y concretamente Darvaza, donde se abrió el pozo, parecía un lugar ideal para seguir haciendo dinero.

Durante la perforación, la tierra se vino abajo y se abrió este enorme agujero. De allí comenzaron a emanar gases cuyos efectos eran desconocidos, por lo que la idea de los geólogos soviéticos fue la de prenderle fuego a los gases con la idea de que en unas semanas estos se extinguiesen.

Lejos de apagarse, las llamas fueron a más y el cráter sigue en llamas desde el año 1971. El Pozo de Darvaza de Turkmenistán arde desde entonces sin cesar y esto le ha acabado valiendo para llevarse el calificativo de la Puerta del Infierno.

Y aquí estamos por fin, víctimas de la curiosidad, unos pocos viajeros que hemos sentido la llamada del infierno. Nos acercamos a sus puertas y el Pozo de Darvaza nos recibe con sus mejores galas.

Pozo de Darvaza de día
Recién llegados, todavía de día, al Pozo de Darvaza

El entorno es fabuloso, un mar de dunas me rodean. No hay nada ni nadie en el horizonte. Solo el cráter de Darvaza, el desierto de Karakum y unos pocos viajeros que hemos venido juntos hasta aquí.

No dudo en rodear el cráter, deteniéndome cada pocos metros a contemplar semejante espectáculo. Hago fotos desde todos los ángulos y me froto los ojos para creerme que estoy allí. Turkmenistán no es un destino sencillo y visitar el Pozo de Darvaza es un pequeño gran reto viajero.

Mi comida en Darvaza
Esta fue mi copiosa comida junto al cráter de Darvaza. Pinta bien, ¿no?

Todavía es de día y después de las debidas presentaciones, voy a montar mi tienda, apenas a cien metros de distancia del cráter de gas. ¿Es posible un mejor lugar para dormir? Yo digo que no.

¿SABÍAS QUE…?
Varias observaciones hechas por el Joint Polar Satellite System (JPSS) demostraron que el Pozo de Darvaza (Turkmenistán) es visible desde imágenes satelitales debido a su intensa emisión de luz y calor. Esto es un hito que demuestra la particularidad científica y geológica de la Puerta del Infierno.

Cae la noche sobre la Puerta del Infierno

Son las 19:00 y el sol empieza a caer. La noche se apodera del desierto mientras el enorme cráter de Darvaza va tomando el protagonismo.

Pozo de Darvaza
La noche ya empezaba a caer sobre el cráter de Darvaza

La colina cercana es la que ofrece las mejores vistas del Pozo de Darvaza. Es una especie de tribuna frente al cráter de gas, un espacio privado sin nadie a muchos kilómetros de distancia.

El silencio, un cielo increíblemente estrellado y la oscuridad rodean al inmenso agujero en mitad del desierto que, ahora sí, con la noche ya cerrada, brinda una perspectiva que bien podría parecerse a la imagen que tenemos en la cabeza del infierno. Un naranja intenso que sale del suelo me recuerda que estoy en un lugar único, que por fin he llegado a este remoto rincón de Turkmenistán.

Pozo de Darvaza
Luciendo bandera de Turkmenistán en el Pozo de Darvaza

Después de un buen rato admirándolo desde la lejanía, me acerco hasta el cráter. Allí, en el borde, siento el calor del fuego. Me permito unos minutos con la mirada fija ante las hipnóticas llamas y de nuevo, viene a mi memoria lo inmenso y remoto que puede ser el mundo, que mantiene lugares como este ocultos ante los ojos de la mayoría.

Pozo de Darvaza en Turkmenistán
Al Pozo de Darvaza de Turkmenistán se le conoce como la Puerta al Infierno. Te imaginas por qué, ¿no?

La imagen del Pozo de Darvaza es estremecedora y poco a poco me separo del cráter para ir hasta mi tienda, donde dormiré bajo las estrellas y en mitad del Karakum.

Ya dentro del saco de dormir, me incorporo, abro la cremallera de mi tienda y saco la cabeza para observar por última vez la imagen del Pozo de Darvaza a un centenar de metros. Solo veo una fuerte luz que sale del suelo, allí está la Puerta del Infierno.

Tiendas de campaña en el Pozo de Darvaza
Este mi mi alojamiento junto al Pozo de Darvaza de Turkmenistán

Amanecer en el Pozo de Darvaza

La luz y los nervios me despiertan poco después de las 6:00 de la mañana. Abro los ojos, me quito el saco de dormir, subo la cremallera de la tienda y vuelvo a observar el entorno.

Efectivamente, había pasado la noche a cien metros del Pozo de Darvaza, el momento más esperado de mi viaje a Turkmenistán.

No queda nadie alrededor, solo un horizonte infinito de arena dorada y un cielo en el que no hace presencia ni una sola nube.

Dormir junto al pozo de Darvaza
Preparando nuestras tiendas para la noche frente al Pozo de Darvaza

Mis pasos perezosos, todavía sin la energía del desayuno, se dirigen inevitablemente hacia el Pozo de Darvaza. Necesito despedirme de lugares como este, un momento de intimidad entre el cráter y yo para valorar nuevamente lo inquietante y hermoso que puede ser el mundo.

Después de unos minutos rodeando el boquete y un austero desayuno a base de pan, galletas y algo de zumo, había llegado el momento de subirse de nuevo al todoterreno. Por delante esperan 4 horas de carretera hasta Ashgabat, última parada de este viaje por Turkmenistán.

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