Tras varios días de viaje por Letonia, llegamos hasta el remoto oeste del país, donde se encuentra el Cabo de Kolka, hogar de los últimos livonios. Nos esperaba una ruta para intentar descubrir lo que queda de ellos en este territorio olvidado.
La noche anterior había dormido en la prisión de Karosta en la que ha sido una de las experiencias más estremecedoras que he vivido, sin embargo, en pocas horas estaba visitando los últimos poblados de Livonia deseando conocer más sobre una de las minorías étnicas más desconocidas de Europa.
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Historia y contexto de los livonios
Dicen que los livonios son uno de los últimos pueblos indígenas que sobreviven en Europa, pero lo cierto es que el tiempo juega en contra de este grupo étnico que habita en la región costera de Letonia desde tiempos lejanos.
Se cree que llegaron a la zona hace más de 1000 años y su cultura y lengua se desarrollaron en estrecha relación con el entorno marítimo, viviendo principalmente de la pesca y el comercio.
De hecho, los livonios se referían a sí mismos como rāndalist («habitantes de la costa») o kalāmīed («pescadores»). No fue hasta las décadas de 1920 y 1930 que comenzaron a llamarse līvõd, līvnikad o līvlist (que significa Livonios).

Nunca fueron un pueblo demasiado grande, sin embargo, a pesar de su reducido tamaño, los livonios siempre tuvieron un papel importante en la historia de la región, influyendo en el desarrollo cultural y económico de Letonia.
Durante la Edad Media, los livonios enfrentaron la invasión de los cruzados germánicos, quienes fundaron la Confederación Livonia en el siglo XIII. Este período marcó el inicio de una larga lucha por la supervivencia cultural de los livonios, pues la dominación extranjera trajo consigo la conversión forzada al cristianismo y la integración de los territorios livonios en las estructuras políticas germánicas. A pesar de ello, los livonios conservaron muchos aspectos de su cultura, aunque su número disminuyó significativamente.
Si avanzamos en el tiempo, llegamos hasta 1923, momento clave en la progresión de la cultura livonia, puesto que la bandera livonia fue alzada de nuevo en la iglesia de Mazirbe y el poeta local Kōrli Stalte compuso el himno Min izāmō (mi patria).

Ese año también se celebró el plebiscito de 1923. Los livonios intentaron crear un distrito étnico propio, pero el gobierno letón lo prohibió.
Ya en 1940, Letonia y Estonia fueron integrados en la URSS y la cultura y el idioma livonios fueron casi olvidados. Se marginaron hasta el extremo y a se les deportó, junto con otros pueblos bálticos, a Siberia.
En el censo del año 1989, solo una persona fue inscrita como livonio. Vivía en una aldea costera de Curlandia y fue el principio del resurgir del orgullo livonio.
En la actualidad, el número de livonios en Letonia es extremadamente reducido. Quedan alrededor de 200 personas que se identifican como livonios, aunque realmente ya no hay ningún nativo; las personas que quedan son descendientes de los ultimos livonios.

Esta regresión gradual los situó al borde de la desaparición y hoy en día, los livonios están reconocidos oficialmente como una minoría en Letonia. Esta protección, consecuencia de la lucha de los últimos descendientes livonios, ha conseguido mantener su su lengua, el livonio, pese a que se encuentra en grave peligro de extinción.
La herencia de los livonios sigue viva en el Cabo de Kolka y evidencia la diversidad cultural de Letonia. Su legado perdura en esta región costera y yo quería comprobar el tamaño de este.
Mi visita al Cabo de Kolka: tras las huellas de los livonios
Atravesamos la ciudad costera de Ventspils, una de las más importantes del pais, tras la capital (por cierto, no te pierdas lo mejor que ver en Riga porque es una ciudad muy sorprendente). Allí aprovechamos para tomar un café tras el ayuno obligado en la prisión de Karosta, donde dormimos aquella noche.
La siguiente parada sería ya en territorio livonio; en la costa oeste de Letonia, un lugar remoto y poco conocido en el que nos adentraríamos con la intención de ver qué queda de los livonios. ¿Conseguiríamos encontrar alguna huella de este grupo étnico?

Es cierto que el gobierno de Letonia ha hecho esfuerzos por alimentar la cultura livonia a través de políticas como desincentivar el asentamiento de personas que no sean livonias en la zona de Kolka y por contra, favorecer la llegada de personas con orígenes livonio a esta área, o la prohibición de la alteración de los sitios históricos o casas tradicionales de las aldeas.
De hecho, tras el colapso de la Unión Soviética en 1991, Letonia volvió a ser un país independiente. En esta nueva nación, los livonios fueron finalmente reconocidos como una minoría étnica indígena, cuyo idioma y cultura deben protegerse y promoverse. Sin embargo, la realidad muestra que la población livonia sigue siendo mínima y no es fácil encontrar ni siquiera símbolos de esta comunidad.
Llegada a Mazirbe, la primera aldea de Livonia
Tras dos horas de coche paramos en Mazirbe, una pequeña aldea costera en la región de Kurzeme, considerada uno de los motores de la cultura de los livonios.
Aquí encontramos el Centro Cultural Livonio, un buen lugar para empezar la ruta y aprender las primeras nociones sobre esta comunidad pesquera. También puedes buscar más información sobre los livonios en la página oficial de turismo de Letonia.
También llama la atención las indicaciones que nos mandan hasta un pequeño cementerio de barcos, al que llegamos a través de un corto sendero boscoso.
Allí encontramos varios barcos de madera, embarcaciones de pesca tradicionales conocidas como lōja, y que estaban hechas de pino, que crece comúnmente en esta costa.

Hacia el Cabo de Kolka: nos adentramos en territorio livonio
De allí nos movemos hasta la minúscula aldea de Kosrags, donde todavía quedan algunas casas tradicionales de madera y envueltos por un manto verde, el tono más común de Livonia.
Encontramos aquí las primera banderas livonias que ondean en las casas, con los colores verde, blanco y azul que representan a este pueblo. Es en esta zona de Kurzeme donde se dice que aún quedan algunas familias livonias.

Desde allí nos movemos hasta el Cabo de Kolka, un lugar extremo, justo donde acaba Letonia. En el horizonte se atisban algunas islas, pero ya pertenecen a Estonia.
Caminando por este paraje solitario y arenoso, donde la naturaleza manda, encontramos el cuerpo de una foca a la que le habían cortado la cabeza y arrancado la piel. Sí, aquí hay alguna pequeñas focas que antiguamente cazaban, pero que hoy están protegidas, aunque algunos sigan sin entenderlo.

Aquí encontramos el Café Divjūriņas, donde aprovechamos para hacer un alto que nos premia con una deliciosa comida antes de seguir hasta la ciudad de Kolka, la más grande de la región.
En Kolka encontramos una nueva iglesia ortodoxa rusa, fruto de la conversión de muchos livonios a la fe ortodoxa rusa a principios del siglo XX. Recuerda que unos días antes había visitado la ciudad de Daugavpils, una de las más rusas que todavía quedan en Letonia.
En esta ciudad se ven algunas pequeñas casas y aquí sí, se alzan infinidad de banderas livonias; casi una por cada casa.
Desde aquí, después de un día entero deambulando entre pequeña aldeas y una costa antaño temida, poníamos rumbo al Parque Nacional Gauja, la siguiente parada de la ruta por Letonia.
¿SABÍAS QUE…?
El 4 de febrero de 1992, el gobierno de Letonia creó un territorio histórico cultural protegido llamado Līvõd rānda, la costa livonia, y que incluía los doce pueblos de Livonia.
Un apunte sobre la lengua livonia
La lengua livonia se considera una lengua muerta puesto que, la última persona que aprendió y habló el livonio como lengua materna murió en 2013.
Según los datos que encontramos en la zona, en 1995, el idioma livonio lo hablaban solo 30 personas, de las cuales solo nueve eran hablantes con raíces livonias.
Por suerte, el gobierno de Letonia impulsó la lengua en su afán por no perderla definitivamente y la introdujo como asignatura optativa en algunas escuelas.
Esto incrementó el número de estudiante y consecuentemente dio un pequeño empujón a la lengua livonia.
Todavía son pocos quienes mantienen esta lengua viva, la mayoría en la región histórica de Curlandia/Kurzeme, al noroeste de Letonia en la costa báltica, justo en territorio de la antigua Livonia.

Consejos para visitar el Cabo de Kolka (territorio de Livonia)
Visitar el Cabo de Kolka, en la región histórica de Livonia, ofrece una experiencia única, ya que es un lugar donde el mar Báltico se encuentra con el golfo de Riga y donde el pueblo livonio tiene sus raíces.
Aquí tienes algunos consejos prácticos para aprovechar al máximo tu visita a este fascinante lugar:
Transporte: La mejor manera para moverse en Kolka es en coche, ya que la zona está algo aislada. Puedes alquilar un coche a través de esta página en las principales ciudades de Letonia. Las carreteras son bastante pintorescas y están en buen estado.
Clima y Ropa: El clima en Kolka puede ser muy ventoso y cambiante, incluso en verano. Lleva ropa cómoda y alguna capas adicional, ya que puede hacer frío cerca de la costa.
Alojamiento: En Kolka hay algunas casas de huéspedes, pero la oferta es limitada. Este es un alojamiento pintoresco con vistas al Cabo de Kolka, aunque te aconsejo reservar con antelación.
Comida: Los platos locales más populares son el pescado ahumado y otros mariscos frescos que se sirven en pequeños restaurantes de la zona. Te aconsejo el Café Divjūriņas.